Una mariposa que se posa en tu hombro, tan sólo por un instante, es un buen indicio...una buena señal.
El tiempo que pueda permanecer así, que no suele ser demasiado -de acuerdo a la corta vida que tiene-, puede significar algo más de tiempo en nuestra vida, generalmente mucho más larga.
Entonces se concluye que la felicidad no es eterna, todo se transforma, todo cambia, y muchas veces la dicha se escapa de nuestras manos como el agua por las hendiduras de nuestros dedos. Por eso tratemos de recuperar la felicidad y permitamos que otra vez la mariposa nos dispense el honor de posarse sobre nuestro hombro.
Jorge Horacio Richino.
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