jueves, 17 de enero de 2013

La felicidad es tan pasajera...casi como el tiempo de una mariposa que se posó en tu hombro.


Una mariposa que se posa en tu hombro, tan sólo por un instante, es un buen indicio...una buena señal.
El tiempo que pueda permanecer así, que no suele ser demasiado -de acuerdo a la corta vida que tiene-, puede significar algo más de tiempo en nuestra vida, generalmente mucho más larga.
Entonces se concluye que la felicidad no es eterna, todo se transforma, todo cambia, y muchas veces la dicha se escapa de nuestras manos como el agua por las hendiduras de nuestros dedos. Por eso tratemos de recuperar la felicidad y permitamos que otra vez la mariposa nos dispense el honor de posarse sobre nuestro hombro.

Jorge Horacio Richino.

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